Salsa brava madrileña

Salsa brava madrileña

Ingredientes: 

Tres dientes de ajo.

Media cebolla blanca que podemos sustituir por chalota. 

Un hueso de jamón. 

Un poco de aceite de oliva para el sofrito de la cebolla y del ajo.

Un vaso de vino blanco

Dos cucharadas soperas de harina. 

500 ml de caldo de jamón , caldo de cocido o caldo de pollo. 

Aceite de oliva para infusionar el pimentón. 

Pimentón dulce.

Pimentón picante.

Y cayena opcional.

Un chorro de vinagre.

Sal.

Lo primero que vamos a hacer es cortar los dientes de ajos en láminas. También hemos cortado la cebolla o chalota de la misma manera. 

En un cazo vamos a poner un poco de aceite de oliva , vamos a dorar los ajos y seguidamente le vamos a añadir el hueso de jamón y la cebolla. También añadiremos medio vaso de vino blanco. 

Vamos a tapar la olla y vamos a cocinar la cebolla a baja temperatura , a mitad de cocción añadiremos el resto del vino blanco hasta que se reduzca, la cebolla tiene que quedar bien caramelizada. 

Una vez tengamos la cebolla caramelizada le vamos a añadir la harina y lo vamos a sofreír bien para que pierda el sabor a crudo y nos quede una salsa con un gran sabor. 

Ya cuando esté la harina bien rehogada le vamos a añadir el caldo. En esta ocasión vamos a utilizar caldo de jamón, pero podéis utilizar caldo de cocido o caldo de pollo. 

Vamos a ir incorporándolo poco a poco hasta que veamos que la salsa espesa una vez tengamos el punto de espesor deseado, vamos a infusionar los pimentones en aceite de oliva. 

En un cazo ponemos un poco de aceite de oliva y lo ponemos a una temperatura suave. Añadimos el pimentón dulce y el pimentón picante. También podéis añadir una guindilla de cayena, dependiendo de picante que queráis en la receta. 

Este paso es muy importante hacerlo a baja temperatura para que no se queme el pimentón. Una vez tengamos ya el inventor infusionado se lo vamos a añadir a la salsa y la vamos a triturar. 

Cuando la salsa esté triturada le añadiremos un poco de vinagre de Jerez o vinagre de manzana. 

Y ya tendremos lista nuestra salsa. Espero que os haya gustado la receta. Que tengáis un feliz día.

Un poco de historia sobra la salsa brava madrileña.


La salsa Brava Madrileña:


En el corazón de la vibrante gastronomía madrileña, donde cada tapa cuenta una historia, se alza una salsa con carácter propio: la salsa brava. Más que un simple acompañamiento, es un emblema de la cultura del tapeo en la capital española, un líquido rojizo que enciende el paladar y despierta el alma de cualquier patata.


Pero, ¿cuál es el secreto detrás de esta salsa icónica? La historia de la salsa brava, como muchas joyas culinarias, se envuelve en un halo de misterio y debate. Aunque su origen exacto sigue siendo objeto de animadas discusiones entre los expertos y los parroquianos de los bares castizos, una teoría se alza con fuerza: su cuna se encuentra en Madrid.


Se dice que fue a mediados del siglo XX cuando esta salsa comenzó a conquistar las barras madrileñas. Algunos apuntan al emblemático bar «Casa Pellico» como su lugar de nacimiento, donde una combinación secreta de ingredientes dio vida a este sabor inconfundible.

Otros mencionan otros locales pioneros, pero lo que está claro es que la salsa brava encontró en Madrid el terreno fértil para expandirse y convertirse en un imprescindible.


Lo que diferencia a la salsa brava madrileña de otras interpretaciones es su equilibrio entre el picante y el sabor. No se trata solo de quemar la lengua, sino de ofrecer una complejidad de matices donde el pimentón, tanto dulce como picante, juega un papel protagonista.

El vinagre aporta un toque ácido que equilibra la intensidad, mientras que otros ingredientes secretos, que varían de bar en bar, le otorgan esa personalidad única que hace que cada brava sea una experiencia diferente.


Tradicionalmente, la salsa brava se sirve sobre patatas fritas cortadas en trozos irregulares, las famosas «patatas bravas». La combinación es sencilla pero sublime: la textura crujiente de la patata contrasta con la suavidad de la salsa, y el sabor terroso del tubérculo se eleva con el toque vibrante y ligeramente picante de la brava.


Hoy en día, las patatas bravas son un clásico indiscutible en cualquier bar o restaurante de Madrid. Desde los locales más tradicionales hasta las propuestas más innovadoras, la salsa brava sigue siendo la reina, adaptándose a nuevos tiempos pero manteniendo su esencia castiza.


Así que la próxima vez que te encuentres disfrutando de unas patatas bravas en una terraza madrileña, recuerda que estás saboreando mucho más que un plato. Estás degustando un pedazo de la historia culinaria de esta ciudad, una tradición que ha pasado de generación en generación y que sigue encendiendo los corazones (y los paladares) de quienes la prueban. ¡Que aproveche!

Si quieres ver el vídeo de la receta te lo dejo a continuación.

Gracias por seguir nuestro contenido que tengas un feliz día.

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